Ésta es una receta de origen Tailandés, que combina perfectamente el sabor dulce con el picante que caracteriza a la guindilla. Es ideal para una cena apasionada, ya que dependiendo de las guindillas que pongamos, el picante hará que el calor vaya subiendo. Se puede utilizar para acompañar distintos platos, yo lo suelo comer como pareja del guacamole cuando lo servimos con unos nachos. El aceite de sésamo y el vinagre de arroz, los podemos encontrar en los herbolarios, y también en tiendas orientales. Es una receta práctica a la par que deliciosa.
Preparación: 30 minutos
Ingredientes: (Para 1 cuenco)
1/4 cucharilla de sal
½ cucharilla de aceite de sésamo
½ cucharada sopera de vinagre de
arroz
½ aceite de cacahuete
½ cucharada sopera de salsa de
pescado
½ cucharilla de azúcar
8 cl de agua
2 dientes de ajo
6-8 guindillas rojas secas
Para empezar, lo primero que tenemos que hacer es lavar las
guindillas en medio vaso de agua, dejarlas en remojo durante 30 min. Escurrimos
bien las guindillas. Después tenemos que quitar las semillas y picar en trozos
pequeños las guindillas. En una olla o cazo, echamos nuestras guindillas y el resto
de ingredientes y lo dejamos cocer. Cuando esté caliente, tapamos la olla y lo
ponemos a fuego lento durante 15 min.
A continuación pasamos el contenido de la olla a un vaso de
batidora y lo trituramos todo. Debemos conseguir que la salsa quede suave y
fina.
Volvemos a colocar la salsa al fuego y lo dejamos cocer
aproximadamente 3 min. Apagamos el fuego y dejamos enfriar nuestra salsa.
Cuando esté fría. La envasamos en un recipiente (en un tupper cerrado o un bol
que después tapemos con papel film) y la guardamos en la nevera para que se
enfríe.
Y ya tenemos nuestra salsa picante con un toque dulce!!!
Seguro que será la delicia de muchos de tus platos.